miércoles, 25 de noviembre de 2015

RUGBY - Campeonato Argentino: CAMBIO DE DUEÑO

RUGBY Campeonato Argentino: CAMBIO DE DUEÑO



   La selección de Buenos Aires volvió a lograr el título de campeón tras siete años de sequía, con una lluvia de tries (57 a 14) frente a su rival más duro, Tucumán, el campeón saliente. Pero el título pasó casi inadvertido en Buenos Aires pese a la contundencia de los resultados obtenidos hasta aquí por los porteños. Ni las entradas gratuitas, ni las buenas actuaciones anteriores despertaron interés. Apenas un puñado de espectadores (si quisiéramos exagerar un poco diríamos: "los familiares y amigos de los jugadores") presenciaron el partido.

   Es cierto que la selección de Buenos Aires, como local, hace muchos años que no es convocadora de multitudes y muchas veces hasta careció de espíritu de equipo, pero en su carácter de madre y padre (e hijo mayor) del rugby argentino debería poner siempre en este torneo el énfasis que parece haber puesto este año y que siempre le pone Tucumán. Tal vez haya contribuído a ello que la UAR, que estaba "buscándole la vuelta" al torneo desde hace años, parece haberla encontrado; en su formato y en sus fechas. Ya veremos si es cierto; porque la asistencia de espectadores fue tan pobre en Buenos Aires, como en Tucumán, Rosario o Mendoza, centros importantes del rugby argentino. Aunque sospechamos que la RWC tuvo alguna influencia por su cercanía y su calidad, y la pobreza local de los partidos terminó dándole la razón a los remisos.
   En cuanto al partido, poco menos que una final, entre el campeón vigente y el aspirante más serio, casi no fue tal. Buenos Aires fue, de principio a fin, el que proponía, el que atacaba, y Tucumán se sometió a defenderse -con muchos errores- y mostrar las garras de tanto en tanto, pero fallando, casi siempre, en la definición. El arma principal a favor de los porteños fue la enorme diferencia en capacidad ofensiva de su línea de backs y, consecuentemente, el juego desplegado al que se sumaron naturalmente sus terceras líneas y, como consecuencia, el resto de sus delanteros para utilizar una y otra vez todo el ancho del campo. Buenos Aires fue el único equipo que mostró algo parecido a lo que habíamos visto unas semanas atrás en la Copa del Mundo: rugby bien planeado, bien entrenado y bien ejecutado.
   En los otros dos partidos de la fecha, Rosario obtuvo un predecible triunfo frente al alicaído Cuyo (39 a 19) que lo puso a salvo de la posibilidad de descenso que acechaba por allí. El resultado condenó a los mendocinos, que no levantan cabeza, a tener que viajar a Salta a tratar de vender caro su pellejo en un partido donde el que pierda desciende. Salta cayó en Córdoba claramente (48 a 13) pero dejó dos cosas en claro: es el único equipo (además de Buenos Aires) que mostró algunas ideas modernas en su rugby y ahora deberá hacer pesar más sus ideas mejorando su pobre condición física. El primer tiempo había finalizado con Córdoba arriba por 14-13, pero luego Salta se derrumbó. Le había ganado a Rosario en la primera fecha, pero aquello, creemos, fue un descuido provocado por exceso de confianza rosarina.
   La última fecha le da a los rosarinos la posibilidad de "salvar el honor" recibiendo en su casa a Buenos Aires, aunque ya está todo dicho; Buenos Aires es el campeón 2015 y Rosario quedó fuera de la posibilidad de descender. En los otros partidos Tucumán recibe a Córdoba, dos aspirantes al título en las previas que aspiran ahora al segundo lugar (que quedará para el que gane) y a los tucumanos le dará la posibilidad de recuperar su orgullo, que quedó algo maltrecho en Buenos Aires. En Salta, locales y mendocinos juegan a "el que gana se salva, el que pierde desciende". Linda fecha para estar atento.

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